20 noviembre 2017

El Gran Oriente de Colombia: la ejemplar herencia masónica de las “Tres Virtudes Teologales” de Cartagena


El pasado día 11 de noviembre de 2017 se celebró el 206 aniversario de la proclamación de Independencia de Cartagena (Colombia). La ciudad de Cartagena de Indias, fue la primera del Virreinato de la Nueva Granada en declarar su Independencia absoluta de la monarquía española. Esta efeméride histórica genera además una indescriptible emoción en todos aquellos amantes y miembros de la Orden, conscientes de los valores individuales e ideales que trascendieron y desembocaron en compromisos sociales, apostando por la libertad emancipadora, aunque ello conllevara el costo del sacrificio. 
Fue en el “Camellón de los Mártires de Cartagena” donde el 24 de febrero del año 1816 (después de la toma de Cartagena el 6 de diciembre de 1815 por Pablo Morillo) Manuel del Castillo Rada, Martín Amador, Santiago Stuart, Antonio José de Ayos, José María García de Toledo (miembro de “Las Tres Virtudes Teologales”), Miguel Díaz Granados, Manuel Aguiano, José María Portocarrero y Pantaleón Germán Ribón fueron ejecutados, conocidos desde entonces como los “Nueve Mártires de Cartagena”.

A este acto conmemorativo asistieron altas dignidades del “Gran Oriente de Colombia”, con sede en Cartagena, presidido por su Serenísimo Gran Maestro Milciades Osorio Díaz. Precisamente el Muy Ilustre Hermano nos recuerda que, de los quince firmantes del Acta de Independencia de 1811, tres eran miembros activos y cotizantes de la Muy Respetable Logia "Las Tres Virtudes Teologales" y otros muchos integrantes de la Logia tuvieron activa participación para la toma de esta decisión.

La masonería se introdujo en Norteamérica, así como en Suramérica por el Caribe, hacia finales del siglo XVIII, generando una riqueza e intercambio cultural y ritual proveniente tanto de las Islas británicas como de Francia principalmente, así como del resto de Europa continental. La Orden trajo consigo también las ideas de la Ilustración, propagando nuevos conceptos y pensamientos libertarios allá donde reinaba generalmente la intransigencia ideológica, teológica y desigualdad social contrastada en grado sumo.

Dentro de este rico contexto masónico, el “Gran Oriente de Colombia” con el paso de los años ha conseguido aglutinar y refundar en “cuerpo y alma” las Respetables Logias más representativas tanto histórica como ideológicamente de la masonería americana. Así podríamos citar escuetamente a las relevantes Muy Respetables Logias:

“Las Tres Virtudes Teologales”, fundada en 1808 en Cartagena, con Carta Patente para trabajar los grados de aprendiz, compañero y maestro (en un entorno de Rito Escocés Antiguo y Aceptado casi con toda seguridad, si bien la estructura en masonería azul de dichos grados no estaba regulada como tal en ese Rito durante dichas fechas y era casi idéntica al modelo ritual simbólico del Rito Francés o Moderno) expedida por la Gran Logia Provincial de Jamaica (Kingston), la cual estaba jurisdiccionada a la Gran Logia de Inglaterra (nombre que tomó en 1738 y que no modificó hasta el Acta de Unión de 1813 adoptando el de Gran Logia Unida de Inglaterra) y  obligada a cesar sus trabajos en 1828 por la prohibición del Libertador Simón Bolívar para trabajar las Logias Masónicas en el país, fijada mediante Decreto expedido en Noviembre 8 de dicho año.

“Respetable Logia Britania”, que funcionó en la ciudad de Cartagena de Indias entre 1770 (o 1774) y 1815, trabajaba bajo los auspicios de la Gran Logia Provincial de Jamaica, dependiente de la Gran Logia de Inglaterra (en su primera fase Gran Logia de Londres y de Westminster).

“Respetable Logia la Beneficencia” fundada en 1821 en Cartagena, con Carta Patente expedida por la Gran Logia Provincial de Jamaica (Kingston), ya plenamente vinculada al despliegue del “Rito Escocés Antiguo y Aceptado” en sus diversos altos grados y líneas concomitantes (Charleston y Santo Domingo, provenientes de una misma línea de filiación) la cual estaba también jurisdiccionada a la Gran Logia Unida de Inglaterra en la masonería simbólica.

“Respetable Logia La Fraternidad” (cuyo primer nombre fue “Libertad de Colombia”) es creada en 1820 en Bogotá por Francisco de Paula Santander, y dependiente también de la Gran Logia Provincial de Jamaica, llegando a ser Santander una importante figura de la masonería americana posteriormente, siendo investido con el Grado 33º por el Supremo Consejo del Grado 33º de Caracas (continuación del Instaurado por Joseph Cerneau en 1824 y representando él mismo para este magno evento al Supremo Consejo de los Estados Unidos de América, sus Territorios y Dependencias) y el Supremo Consejo del Grado 33º de Cartagena lo honró con el título de Gran Protector de la Masonería Colombiana.

Otras dignísimas, aunque más recientes Respetables Logias para mencionar, entre otras, son:

“Respetable Logia Guardianes de la libertad”
“Respetable Logia Los Hijos de la Luz del Valle de Plato”

Hablar de la Respetable Logia “Las Tres Virtudes Teologales” es referirnos a la masonería americana en estado puro, es referirse a la incesante y constructiva Labor en pro de la Orden del Gran Oriente de Colombia.
El “Gran Oriente de Colombia” es una Potencia Masónica Soberana e Independiente, de influencia trasnacional, que supervisa la regularidad del funcionamiento del Rito Moderno o Francés en los grados Simbólicos, constituyendo una jurisdicción suprema, con Carta Patente otorgada por el Gran Oriente de Francia en 1987. Asimismo, también con Patente del Gran Oriente de Francia y del Gran Capítulo General del Rito Francés de España, posee la práctica regular de los Cinco Órdenes de Sabiduría del Rito Francés o Moderno a través del Gran Capítulo General del Gran Oriente de Colombia – Sublime Consejo del Rito Francés Moderno del Gran Oriente de Colombia, siendo su “Muy Sabio y Perfecto Gran Venerable” y “Supremo Comendador” el Muy Ilustre Hermano Milciades Osorio Díaz, Vª Orden.

Así, desde su sede central e histórica en Cartagena, sólidamente fundamentada en el espíritu ejemplar emanado desde sus orígenes por la Respetable Logia “Las Tres Virtudes Teologales” el Gran oriente de Colombia, promueve y contribuye al desarrollo cultural, social y económico de la República de Colombia, procurando mejorar la calidad de vida de todo ser humano y desarrollando los principios universales de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Muestra de esa implicación, visión de futuro, modernidad, tradición y grandeza masónica, el Gran Oriente de Colombia es cofundador de la Unión Masónica Universal del Rito Moderno, creando permanentemente puentes reales de trabajo masónico a fin de hacer más sólida y cierta la Cadena de Unión a la que debemos integrarnos todos y cada uno de los miembros de la Orden.

09 agosto 2017

Reunir los Grados Escoceses en el Rito Francés o Moderno

En diversas entradas de este espacio hemos explicado, desarrollado y analizado la creación y estructura de los Órdenes de Sabiduría conforme a lo estipulado en los Estatutos y Reglamentos Generales redactados por Roëttiers de Montaleau y Salivet en 1784 a propósito de la creación del Gran Capítulo General de Francia.

Así pues, lo que sería conocido posteriormente como Rito Moderno o Francés, proponía desde dicho Gran Capítulo General una estructura inteligente y racional de ese diverso caos existente en la proliferación de los denominados Altos Grados. Recordemos que en su Artículo 29, estos Estatutos y Reglamentos expresaban claramente que la 5ª Orden de Sabiduría "comprenderá todos los grados físicos y metafísicos de todos los sistemas (ritos), particularmente aquellos adoptados por las asociaciones en vigor".

No debe extrañarnos, pues, que a pesar de la matización semántica que debe hacerse en cuanto al concepto de "Grados Escoceses" y ya abundantemente argumentado tiempo atrás, esta disposición ubica muy bien la Quinta Orden en el espíritu de los codificadores de la época, como Conservatorio de los Rituales de los Altos Grados, así como unificador de lo que está disperso en el más alto nivel de la Iniciación.
Es el espacio cumbre y último de la masonería, siendo así su coronación.
Resume y trasciende todas sus enseñanzas reuniendo el conjunto de las corrientes históricas del Escocismo.

En sus diferentes Arcas constituye una Asamblea de estudio, conservatorio de Tradición masónica así como un laboratorio para el Ser Humano Libre.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9
Miembro del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden - UMURM
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador, 33°

16 junio 2017

Bristol: un estudio masónico único

Cuando se me propuso hacer el epílogo sobre este magno estudio ritual, “Bristol, un Ritual inglés del Siglo XVIII”, no lo dudé dos veces: se trataba de un trabajo único y llevado a cabo por dos Hermanos de absoluta solvencia masónica e historiográfica: Víctor Guerra y Saúl Apolinaire (ya en el Oriente Eterno).

Me unía además de la amistad, un vínculo de admiración académica y ejemplar actitud,  plasmado concretamente desde el “Círculo de Estudios del Rito Moderno y Francés Roëttiers de Montaleau” del que me siento honrado formar parte, y con quienes llevamos a cabo diversos trabajos pioneros en el ámbito de la masonería iberoamericana.
Este libro, no es uno más de los muchos que, respetuosamente, abundan. Es un Trabajo único hasta el día de hoy, y que aborda estratos que siempre quedan en el limbo bien sea por impotencia o complejidad.
Querría poder expresar en palabras aquello que nace del corazón y del alma, pero estoy convencido que tal labor sería imposible. Es por ello que además de recomendar su lectura imprescindible a todo amante de la Orden, Historiador o Masonólogo, tengo la seguridad de que el lector obtendrá algo que siempre busca: conocimiento (y más Luz para el Francmasón).

Estos 300 años conmemorativos de la fundación de la Francmasonería especulativa vienen repletos de actos, homenajes, agasajos. Providencialmente, estas fechas han querido que dé a luz esta obra única, no sólo en un continente en concreto, sino a nivel mundial, legado para todo masón, académico o simple buscador de la verdad.

Dicho esto, les dejo con un pequeño extracto de mi modesto epílogo:

Aquellos que hemos tenido acceso a este estudio, somos ciertamente afortunados.
Nos encontramos ante una obra para sibaritas, estudiosos, o sencillamente buscadores de esa verdad histórica que por desgracia aparece manipulada y mal mitificada en una y otra orilla de la absurda divergencia conceptual denominada “Regularidad”. En todo caso, “esta joya” quedará como inicial referente ante unas cuestiones no menores.

Saúl Apolinaire, ya en el Oriente Eterno, brillante académico investigador, y amante de una humilde discreción ejemplar, se une al potencial de conocimientos del Hermano Víctor Guerra, referente en el estudio del Rito Moderno, para plantear algo, hasta ahora, inédito.
Francamente ejercer un desarrollo personal de sus análisis y estudios comparativos estaría absolutamente fuera de lugar, máxime compartiendo sus conclusiones finales, y teniendo el honor de compartir membresía con ambos en el Círculo de Estudios del Rito Moderno y Francés “Roëttiers de Montaleau”.

Entrando en materia, sin más dilación, este análisis ritual nos indica a todas luces que es de naturaleza “Antigua”. La pregunta sería: ¿es esta cuestión absolutamente transcendental?
A modo analítico sí, obviamente. No obstante me voy a permitir exponer unas humildes consideraciones que creo, en el fondo, pueden ser vitales, al menos bajo mi prisma.

Debiéramos remontarnos “ab origo” al tremendo desacuerdo “Antiguos versus Modernos”. Hay mil y un estudios al respecto, pero sea como fuere, la actual historiografía nos plasma una misma fuente procedimental: el abandono del Rito de los Antiguos Deberes y la imposición, aunque transmutada, del denominado Rito del Mason Word.
Formalmente eso es así sin discusión. Este libro nos indica sabiamente cómo algunos de los puntos de desacuerdo entre ambos realmente no eran tales. A modo de ejemplo, la Instalación del Maestro de la Logia ya era realizada en sus inicios Modernos (otra cuestión es que no fuera seguida por el resto de su jurisdicción, para lo cual se puso solución). Apuntemos a modo de ilustración, que La Logia de Antigüedad no era otra que la Logia muy antigua (los ingleses dicen en ese caso: «a time immemorial Lodge») que se reunía, en 1717, en la taberna que tenía como letrero «el Ganso y la Parrilla» en el cementerio Saint-Paul. Esta Logia fue una de las cuatro fundadoras, el 21 de junio de 1717, de la Primera Gran Logia de Londres.

En 1761 tomó el nombre de "West India and American Lodge" y en 1770 adoptó el de "Lodge of Antiquity".
Es importante anotar que esta Logia nunca pasó bajo la jurisdicción de los Antiguos y permaneció fiel a la G. L. de 1717, excepto de 1777 al 1787 cuando, teniendo a su cabeza el celebre escritor masónico William Preston, conformó, a consecuencia de una disputa con la Gran Logia, la «Grand Lodge of England South of River Trent», trabajando bajo la autoridad de la Logia «of All England» en York.
En lo que concierne a la ceremonia de Instalación del Maestro de la Logia, "Lodge of Antiquity" afirma comunicar unos secretos particulares en el momento de la instalación del Maestro por lo menos desde el 1726 (B.E. Jones o.c. p. 248) y conceder desde el 1739 un rango privilegiado al Pasado Maestro Inmediato.
Pienso también (y no de forma gratuita) que tanto en la disensión basal de Antiguos y Modernos, como en la Gran Logia de Wigam, donde el Ritual Bristol se llevaba a cabo por algunos, esos disensos eran fruto de ambiciones de poder fruto de una excipiente burguesía y de otros aspectos sociológicos que aquí no desarrollaré por meritar un trabajo externo, más que de aspecto iniciático-formales.

Entendamos que el cambio de usos rituales era frecuente, ya no sólo en Gran Bretaña, sino también a nivel europeo continental. A modo de apunte, la existencia en Francia de los Stuarts dentro de un procedimiento acorde al Rito Moderno es indiscutible. Así el ritual Berté de 1788 nos indica claramente: “los dos Stuarts (Stewards de las logias inglesas), uno colocado al medio de la columna del mediodía, y el otro a la mitad la columna del Norte; llevan en la mano, el primero, un bastón de 6 pies con un sol de oro en la parte superior, el segundo, un bastón similar con una Luna. Estos Hermanos acompañan cuando se rinden honores y ayudan a los vigilantes cuando las columnas son demasiado largas. Podríamos citar múltiples ejemplos puntuales, pero extensos, donde se ejecutaba la multiplicación de Expertos como Oficio, o asimismo, el cambio “formal” en las recepciones, era propio e incluso bien considerado en Orientes como los Países Bajos y aún de uso y buen ver en los orientes belgas. Así, el masón viajero, se enriquecía con esa pluralidad de quehaceres que no vulneraban, en definitiva, los puntos esenciales de la Orden.Yendo más allá, hoy en día apreciamos formas diversas de su Rito Moderno (auque analíticamente sea cuestionable por algunos injertos o deformaciones).

En la ctualidad, ¿qué nos queda?: Una metodología ritual diferencial.

Sin ninguna duda el “Bristol” sigue el concepto de los Antiguos (posteriores en el tiempo a los Modernos calificados despectivamente así por estos últimos).
Sea como fuere, la finalidad ritual debe conducir a una misma meta, objeto último de la práctica masónica.
A nivel formal, el masón y estudioso (redundando, porque no se puede ser masón y no estudioso) simplemente debe observar la estructura simbólica fundamental (sin más aditamentos ni articulaciones argumentales de segunda fila, complicaciones más políticas que iniciáticas):

Tres Grandes Luces:
Sol, Luna y Maestro de la Logia, en Rito Moderno
Escuadra, compás y Libro en los Antiguos

¿Cuál fue la resolución ante esta diferencia? ¿Dónde quedó el espíritu fundacional ecuménico de Désaguliers?
Simplemente, en mi muy humilde opinión fue bufa. Ante la “victoria” de las posiciones “Antiguas”, se denominaron a las primeras Tres Grandes Luces Secundarias. Este “juego de manos” cual trileros, incluso fue utilizado en el Rito Francés por Groussier en sus rituales siendo Gran Maestre, y presionado por muchos miembros de su obediencia que pretendían una cierta recuperación simbólica que fue prácticamente vaciada en el último cuarto del Siglo XIX dejando unos rituales huecos y víctimas de “l’air du temps” político-social imperante. ¡De qué modo más lastimoso se diluyó la regulación del 1786 con el paso del tiempo!  
Es más: las obediencias afines, por aquello del histórico Reconocimiento, ingirieron semejante sumisión y deformación ritual para todo rito Moderno, incluso después de su repudio, y algunas recuperaron plegarias para más “explanación” en aras de conservar su acta de Regulariadad.

Me queda una incógnita irresoluble: ¿Cómo aquellos defensores y portaestandartes del Rito Moderno, desde su estatus de actual Regularidad, aceptan dicho “chantaje”?

Tal vez no sea tan difícil la respuesta: política obediencial.

Finalizo reiterando mi visión de este excelente estudio y agradeciendo que, hoy en día, continúe habiendo masonólogos como Saúl Apollinaire (ya en el Oriente Eterno) y Víctor Guerra, que nos abran puertas de reflexión, análisis y meditación.
Ejemplos a seguir con todo mi reconocimiento y afecto.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9 del Rito Moderno o Francés

Miembro del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Miembro de Honor del Gran Oriente de Colombia
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden de la Unión Masónica Universal del Rito Moderno
Vicepresidente del Círculo de Estudios del Rito Moderno o Francés "Roëttiers de Montaleau"