18 marzo 2024

El Poder de la Palabra

Me resulta balsámico reflexionar sobre aspectos omnipresentes en mis constantes preguntas que pretenden humildemente comprender la existencia, estancia y acciones de nuestro ser en este mundo manifestado.

El Método masónico conduce al ser humano a armonizar de forma virtuosa su pensamiento, palabra y obra. Todo desequilibrio en estos términos nos aleja de la realización personal y del objetivo de la perfección. No en vano los signos de reconocimiento para cada grado nos evocan la importancia de estos conceptos esenciales, resultando dificultoso con frecuencia pulir aquellos aspectos más sutiles por situarse menos evidentes a nuestro intelecto debido a su ubicación primaria o instintiva.

Son muchas las tradiciones orientales que contemplan al individuo estructurado como un septenario donde coexisten diversos planos diferenciados en su nivel evolutivo. La experiencia nos advierte de la facilidad de descenso a los inferiores, cuya consecuencia inmediata, es la percepción interna del citado desequilibrio conducente sin duda a un estado de “No Paz” y resultados destructivos y de dispersión tanto internos como externos. No obstante, resulta también fácil para el hombre evolucionado percibir y controlar anticipadamente estos estadios sin gran dificultad, pues de lo contrario la lectura resultante no es otra que deducir que no nos encontramos tan elevados como habíamos presupuesto. El ascenso a estados de conciencia superiores requiere de nuestro permanente examen y rectificación, aportándonos como salario de nuestra empresa una visión más comprensiva y de mejor entendimiento sobre nuestra real naturaleza y pertenencia a un conjunto que podría denominarse “Cósmico”. En este “Todo” convivimos y coexistimos personas de distinto estado evolutivo, y lejos de contemplar vanamente los elementos diferenciales, debemos exigirnos reconocer nuestra común íntima Naturaleza aplicando la práctica de las virtudes cardinales desde la máxima humildad, concepto este último confundido por desgracia con el de humillación. En mi experiencia vital, las personas más evolucionadas que he conocido son las que siempre se han mostrado más humildes y tolerantes, generando con su amor, una poderosa influencia capaz de transmutar positivamente todo aquello que les rodea y, a pesar de desarrollar su intelecto, no se han esclavizado al mismo, abriendo sus puertas a un desarrollo que puede escapar a la percepción puramente intelectiva convirtiéndose paradójicamente ésta en una cárcel si es tomada como verdad absoluta y última. Es en estas personas donde se lleva a cabo la perfecta sintonía a la que hacía referencia entre pensamiento, palabra y obra, siendo teoría conceptual y práctica de vida una misma cosa sin contradicción: esto es el Arte Real sin ninguna duda.

A pesar de la magnitud de la empresa, resulta agradable saber que dichos plano y potencialidades se encuentran ya en nuestro interior. Nuestra responsabilidad, por tanto, reside en despertarlos, haciéndolos emerger cual bella escultura del seno de un tosco bloque pétreo, como muy bien queda reflejado en nuestro simbolismo masónico.

Centrándome en el concepto de Palabra tan ampliamente abordada desde distintas vertientes simbólicas o filosóficas en nuestra Orden, la pretensión última de esta Plancha radica en compartir con vosotros a modo de reflexión, mi modesta visión general sobre su valor y trascendental importancia.

La palabra simboliza la afirmación creadora de la realidad haciéndola existir desde su estado potencial. Por tanto debe evocar consecuentemente a la idea o espíritu original reavivando en el masón una determinada forma mental. Con la Palabra, participamos consciente o inconscientemente del poder creador del Verbo, entendiendo este término como sinónimo de Logos o principio racional del Universo. Miembros y parte del Cosmos, aunque de infinitesimal magnitud, nuestra importancia es vital en la Obra conjunta. No hay pieza de un sofisticado mecanismo de precisión que deba despreciarse por su tamaño, pues todas ejercen su necesaria función e interactúan entre sí, generando tensiones y desequilibrios en nuestro mundo Objetivo cuando el funcionamiento de alguna de ellas es deficiente.

Es desde este ángulo de visión donde el francmasón valora la capital importancia acerca de su responsabilidad para tender hacia la perfección individual y de su encaje en el conjunto. Consciente de la complejidad que entraña su misma individualidad como microcosmos en su propio interior, debemos afanarnos primero en hacer coherentes nuestras fuerzas internas. Es por ello que conocedores de nuestro objetivo, poseedores de unas potencialidades desconocidas por nosotros mismos en muchos casos, y practicantes de un método de crecimiento y mejora, asumimos gustosos y libremente la búsqueda del equilibrio y la armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno. Nuestra “conexión” con nuestros semejantes se efectúa por medio de la Palabra en su más amplio significado semántico. Me pregunto: ¿somos conscientes de su real valor, significado y poder?

Pensamiento, palabra y obra, conforman un ternario de un mismo Todo y naturaleza. Todo matiz negativo o uso inapropiado de alguno de éstos generará sin duda un desequilibrio en el conjunto de consecuencias seguras tarde o temprano.

La Palabra y su Uso debe ser para el Masón la representación en sí misma de su ser y naturaleza interna: esa manifestación fónica del citado Ternario que muestra inequívocamente su real estado evolutivo y su efectiva aportación a la Gran Obra Universal. Su adecuado uso le permitirá ya no sólo interactuar acertadamente con sus congéneres, sino ascender también a cotas mayores de perfección como medio conector con otros estados de consciencia.

No banalicemos su poder: la Palabra Crea o Destruye en función de antagónicas canalizaciones de una misma energía. Hagamos un buen uso de ella, congruente con pensamiento y acción, para que el resultado sea siempre lo más elevado posible.  

Y utilicemos siempre el amor para autoevaluarnos constantemente en los tres vértices del triángulo.

He dicho.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden - UMURM
Gran Orador del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Miembro Honorario del Soberano Grande Capítulo de Cavaleiros Rosa-Cruz de Portugal - Gran Capítulo General del Rito Moderno y Francés de Portugal
Miembro Honorario de la R.·. L.·. Estrela do Norte nº 553 del Grande Oriente Lusitano
Gran Canciller para Europa del Gran Oriente Nacional Colombiano
Miembro Honorario del Soberano Supremo Consejo del Grado 33 para el Escocismo de la República del Ecuador
Miembro Honorario del Supremo Consiglio del 33º ed Ultimo Grado del R.S.A.A. per l’Italia e sue Dipendenze
Miembro del Suprême Conseil du 33e Degré pour la France du Rite Ancien et Accepté (Cerneau's Rite)
Pasado Presidente de la Confederación Internacional de Supremos Consejos del Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·.
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito Antiguo y Aceptado (Rite de Cerneau)
Gran Comendador del Soberano Gran Consejo de los Príncipes del Real Secreto de España, Rito de Perfección.
Masonólogo


14 marzo 2024

El origen de las Palabras Sagradas a modo de Palabras de Paso o contraseñas: de mis conversaciones con Patrick Négrier

Como siempre, resulta un enorme honor intercambiar pareceres y recibir respuestas y matices a inquietudes o preguntas que el Hermano y amigo Patrick Négrier, filósofo y masonólgo de referencia, con su infinita benevolencia, generosidad e inconmensurable saber me aporta con sus luces. Mil gracias de todo corazón.

Estimado Joaquim,

Como de costumbre, la respuesta a tu pregunta se puede encontrar consultando los textos fundacionales de la masonería moderna. Releamos juntos estos textos.

1. Según el Edimburgo de 1696, las palabras Booz y Jachin del rito de la "Palabra de Mason" se utilizaron como "palabras de paso secretas" para entrar en la logia y, al mismo tiempo, evitar que los no masones entraran también.

2. Sin embargo, hasta 1560, fecha de la Reforma escocesa (es decir, del paso de Escocia al calvinismo introducido por John Knox), los masones escoceses practicaban el rito inglés y anglicano de los "Old Charges" (documentado por el historiador escocés David Stevenson), que no tenía contraseñas secretas porque la membresía de la logia de estos masones no era un secreto, sino un asunto público y mundano.

3. Si los masones escoceses que practicaban la "Palabra de Mason" tenían palabras de paso secretas para entrar en la logia, era obviamente para evitar que otros masones escoceses que no practicaban este rito escocés y calvinista de la "Palabra de Mason" entraran, pero practicaban otro rito: el inglés y anglicano, de los “Old Charges".

4. Si los masones escoceses que practicaban la "Palabra de Masón" calvinista lo convirtieron en un rito secreto con contraseñas para prohibir la entrada de sus logias a otros masones escoceses que practicaban el rito inglés y anglicano de los "Old Charges", fue obvia y necesariamente durante la creación de la "Palabra de Mason" que implicó la creación de logias disidentes de otras logias escocesas que no fueron reformadas, es decir que no habían adoptado el calvinismo.

5. ¿Cuándo se creó la "Palabra de Mason" y, por lo tanto, se le proporcionó palabras de paso secretas para negar la entrada a la logia a otros masones escoceses que practicaban otro rito, a saber, los "Old Charges" ingleses y anglicanos? Uno de los primeros testimonios históricos de la existencia de la "Palabra de Mason" es el Informe de John Earl de Rothes (1637). Sin embargo, un análisis agudo de la Threnody de 1638 por Henry Adamson, quien murió en 1637, sugiere que la "Palabra de Mason" ya existía en 1630-36. Y hay que recordar que fue siguiendo los Segundos Estatutos Schaw de diciembre de 1599 que la Logia Escocesa y Calvinista de Kilwinning creó esta “Palabra de Mason”, una creación que necesariamente tuvo lugar entre 1600 y 1630, pero este período no está documentado.

6. Cuando a finales de 1714 el pastor escocés y calvinista James Anderson introdujo la "Palabra de Mason", que tenía de su padre (miembro de  la Logia de Aberdeen), a los caballeros que federarían cuatro logias operativas de Londres en obediencia pasando sus miembros del rito de los "Old Charges" al el rito de la "Palabra de Mason", este rito "Palabra de Mason" ahora practicado en Londres obviamente mantuvo su contenido con sus palabras de pasos secretas. 

Feliz jornada, Joaquim.

Patrick Negrier

08 marzo 2024

Qué es y qué no es Masonería (III: lo que no es)

Los “Deberes de un francmasón” de 1723

Ciertos historiadores interpretan el parágrafo 1 de los "Deberes de un francmasón" de las Constituciones de 1723 como un texto en el que se prohíbe el acceso a las logias a los libertinos, es decir, a los deístas. Sin embargo, es una interpretación completamente falsa. Dicho error no afecta tan solo a determinados autores masónicos, sino también a algunas Obediencias donde podemos leer con consternación en sus páginas web exposiciones como la siguiente: “En 1723 aparecen las Constituciones de Anderson reconocidas aún hoy en día como la carta fundadora de la francmasonería universal. El artículo primero imponía para siempre la exigencia esencial de la masonería de tradición, a saber, la creencia en Dios.” Quedamos atónitos y sorprendidos ante tal mentira. La falsedad de dicha interpretación es obvia ya que este texto admitía textualmente la eventualidad de que un masón no comprendiera correctamente el arte (es decir, el simbolismo bíblico del rito de la Palabra de Masón), y fuera, consecuentemente, un ateo teórico o un deísta siempre que fuera “un hombre bueno y verdadero, o un hombre de honor y de honestidad”, es decir, siempre que practicara la religión natural evocada por Pablo de Tarso en Romanos 2:14-15, religión natural práctica que no es una doctrina, sino que consiste en conformar su comportamiento a la ley moral natural y universal. Dos historiadores más rigurosos han escapado al contrasentido y han comprendido correctamente el texto de 1723, porque fueron capaces de interpretar un texto conformemente a las reglas de la sintaxis: ellos son Alain Bernheim y el profesor escocés David Stevenson. Observemos que, en sus Constituciones de 1738, J. Anderson proseguirá en la estela de las Constituciones de 1723, ya que tan solo obligará al masón a practicar los tres artículos morales de Noé asegurándole lo que él llamó textualmente la “libertad de consciencia” (liberty of conscience). Recordemos que los tres artículos morales de Noé se encuentran descritos en Génesis 6:2-3 y 9:3-6, donde se prohíben tres cosas: a los hombres virtuosos desposarse con mujeres egóticas, de consumir carne animal con su sangre, y de matar. Finalmente, no olvidemos que si las Constituciones de 1723 y de 1738 no imponen al masón ninguna doctrina religiosa y le dejan libre totalmente de ser un ateo teórico o un deísta, sin embargo estas mismas Constituciones y el propio rito del Mot de Maçon mencionan el “Gran Arquitecto del Universo” (cf. el Dumfries nº 4 de 1710 y La Masoneria Diseccionada de Samuel Prichard, 1730).

Los Antiguos de Dermott y la Gran Logia Unida de Inglaterra

No se puede evocar las Constituciones de 1723 y de 1738 compararlas por una parte con Ahiman Rezon de Laurence Dermott (1756) y por otra parte la posición de la Gran Logia Unida de Inglaterra nacida en 1813. En su texto de 1756, L. Dermott afirma que un “masón está obligado por su compromiso a creer firmemente también en el verdadero culto del Dios eterno que en todos estos archivos sagrados que los dignatarios y Padres de la Iglesia han compilado y publicado para el uso de todos los hombres buenos”. Emerge de este texto que L. Dermott obligaba al masón a creer en el culto del verdadero Dios y en la Biblia, posición que era totalmente contraria tanto a las Constituciones de 1723 como a las de 1738. En cuanto a los Basic Principles de la Gran Logia Unida de Inglaterra, estipulan en 1929 “que la creencia en el Gran Arquitecto del Universo y en su voluntad revelada será una cualificación esencial para convertirse en miembro”.

Dicho de otro modo, la Gran Logia Unida de Inglaterra, obligando al postulante de este modo, y también al masón a creer en el Gran Arquitecto del Universo y en la Biblia, adoptó una posición idéntica a la de L. Dermott y a la de los Antients, oponiéndose por ello radicalmente a las Constituciones de 1723 y de 1738. Precisemos respecto al empleo de las palabras “creer” (believe) y “creencia” (belief) utilizadas por Dermott y por la Gran Logia Unida de Inglaterra: la creencia que consiste en “creer que” es una actitud exotérica totalmente ajena a la Biblia, que no codificaba unas creencias sino el “ver” de los profetas (“ver” por el espíritu de sutileza o por la intuición intelectual no es creer), es de este modo que adoptando como posición la creencia, L. Dermott y la Gran Logia Unida de Inglaterra se ubicaron sobre el terreno del exoterismo, excluyéndose así del campo del esoterismo que era el de las Escrituras.

Hoy la cuestión radica en saber en qué posición se sitúa cada obediencia: si desean apoyarse sobre las Constituciones de 1723 y de 1738 que proclamaban la libertad de consciencia o, por el contrario, prefieren apoyarse sobre el Ahiman Rezon y sobre los Basic Principles de la Gran Logia Unida de Inglaterra, que obligan en creer en el Gran Arquitecto del Universo y en la Biblia.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden - UMURM
Gran Orador del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Miembro Honorario del Soberano Grande Capítulo de Cavaleiros Rosa-Cruz de Portugal - Gran Capítulo General del Rito Moderno y Francés de Portugal
Miembro Honorario de la R.·. L.·. Estrela do Norte nº 553 del Grande Oriente Lusitano
Gran Canciller para Europa del Gran Oriente Nacional Colombiano
Miembro Honorario del Soberano Supremo Consejo del Grado 33 para el Escocismo de la República del Ecuador
Miembro Honorario del Supremo Consiglio del 33º ed Ultimo Grado del R.S.A.A. per l’Italia e sue Dipendenze
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Pasado Presidente de la Confederación Internacional de Supremos Consejos del Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·.
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito Antiguo y Aceptado (Rite de Cerneau)
Gran Comendador del Soberano Gran Consejo de los Príncipes del Real Secreto de España, Rito de Perfección.
Masonólogo

Qué es y qué no es Masonería (II: lo que no es)

El origen de la leyenda de Hiram
Esta leyenda aparece en 1730 en el Rito del “Mot de Maçon” divulgado por Samuel Prichard en su Masonería Diseccionada. Régis Blanchet (1951-2005) pensaba que que la leyenda de Hiram tenía unos orígenes paganos (Los Orígenes paganos del grado de maestro en masonería, Rouvray, Prieuré, 1994). Se equivocaba. La leyenda de Hiram aparece en el rito del Mason Word que, conformemente a su naturaleza de arte de memoria originalmente calvinista, se componía de alegorías exclusivamente extraídas de la Biblia. Este es el caso de la figura de Hiram, asesinado por tres malos compañeros: alegoría de la Pasión, de la muerte y de la resurrección de Jesus de Nazareth, Asesinado por el sumo sacerdote judío Caifás, por el rey Herodes de Galilea y por el gobernador romano de Judea, Poncio Pilato. La leyenda de Hiram era por tanto de origen cristiano y no tenía, consecuentemente, ningún origen pagano, como lo ha confirmado con razón Philippe Langlet en su ora titulada Las Fuentes cristianas de la leyenda de Hiram (París, Dervy, 2009).

Caballería
En sus dos Discursos de 1736-1737, el caballero Ramsay pretendió poder atribuir un origen caballeresco a la masonería. Fundaba su afirmación sobre la Lettre de la grande maîtresse des franc-maçonnes à M. Harding imprimeur de 1724, donde Jonathan Swift evocaba a los caballeros de la logia de San Juan de Jerusalén. Pero Ramsay no comprendía que en este texto datado el 1 de abril era por lo tanto una inocentada (poisson d’avril). Swift lo extrapoló basándose sobre el Contrato de Perth de 1658 que presentaba la logia de Perth como siendo la logia hija de la logia de Kilwinning, la cual se presentaba a sí misma como salida del “templo de los templos” (es decir, del templo de Jerusalén) porque había concebido y elaborado el rito del Mot de Maçon que refería al simbolismo del templo de Jerusalén. Por otro lado, la logia de Kilwinning como el mismo Swift, no olvidaron que el resto de logias de Escocia tenían por costumbre recibir a los nuevos aprendices entrados el día de San Juan Evangelista (27 de diciembre). Así pues, la francmasonería no tiene ningún origen caballeresco.

Alquimia
Aunque en el Siglo XVII el masón E. Ashmole estuvo interesado en la alquimia, esta es ajena al rito de los Antiguos Deberes y al rito del Mason Word. Es solamente en los ritos masónicos tardíos donde aparece la alquimia. En 1766 el barón de Tschoudy publica su Estrella flamígera, tratado de masonería donde introduce la alquimia. Además, en el Siglo XIX, no entendiendo que el azufre y la sal de la cámara de reflexión hacía originalmente referencia a Gén. 19, 24-26, ciertos masones por ignorancia y poco escrupulosos añadieron a la sal y al azufre iniciales el mercurio, así como el acróstico alquímico VITRIOL. Esto conducirá a Oswald Wirth a cometer el error de publicar en 1909-1910 Symbolisme hermétique dans ses rapports avec l’alchimie et la franc-maçonnerie, no teniendo el principio y origen de la francmasonería ninguna relación directa con la alquimia.


Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden - UMURM
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Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito Antiguo y Aceptado (Rite de Cerneau)
Gran Comendador del Soberano Gran Consejo de los Príncipes del Real Secreto de España, Rito de Perfección.
Masonólogo

Qué es y qué no es Masonería (I: lo que no es)

Hace ya bastantes años que venimos humildemente publicando ensayos y trabajos tendentes a una búsqueda en nuestra mejora formativa en los distintos campos que abarca la masonería como Institución social, iniciática y formativa del desarrollo del ser humano, así como su impacto e influencia en diferentes aspectos relacionales y filosóficos. Sus ramificaciones tanto de carácter simbólico, histórico y sociológico, entre otros, han llegado a convertir en algunas ocasiones a nuestra orden en una especie de cajón de sastre donde se ha dado cabida a contenidos y acciones canallas tanto en lo personal como en lo ritual, desviando al buscador y al ya miembro de la verdadera esencia masónica. Lo triste del caso es que esta situación se ha visto dada por una ignorancia interesada o condicionada a aspectos exógenos de distintas naturalezas, generando perversiones cuasi cómicas en lo que deberían ser los fundamentos reales de nuestra fraternal institución.

Sin rendirnos, guste más o guste menos a unos u a otros, proseguiremos con aquello que verdaderamente nos motiva: nuestro propio crecimiento y evolución, aprendiendo de nuestros propios errores y corrigiendo aquello que viciado se nos hubiera colado en nuestro aprendizaje eterno. Este Blog lo creé para mi búsqueda constante en pretender esclarecerme y, si además puede ser de utilidad a terceros, su finalidad se ve recompensada exponencialmente. Pero jamás olvidaré que sin la ayuda de Hermanos y Hermanas que han compartido conmigo su saber y experiencia de manera desinteresada como muestra del amor dado, y recibido a su vez ese mismo salario fraterno de mi parte con suma gratitud, probablemente sería una especie de bufón que creería ser el “Nec plus ultra” de una verdadera nulidad en lo real. Esa dichosa pura apariencia que contagia a diestra y siniestra y que hace creer al asno ser un Einstein masónico cuando esconde en realidad lo fatuo y la ostentación vacía.

Durante esta Maratón sin final, vemos de todo, y también afortunadamente ejemplares estudiosos, masonólogos, filósofos, anónimos masones laboriosos modelos a seguir, mentes preclaras, espíritus nobles. De ellos aprendo y trato de emular lo mejor que puedo sus pasos. Por eso hoy creo que pueda resultar oportuno (para mí lo es sin duda) reubicarnos y reordenar ideas y conceptos fundamentales. He utilizado a tal efecto el genial trabajo de uno de mis referentes masónicos fundamentales (en concreto de su libro L´Essence de la Franc-maçonnerie à travers ses textes fondateurs 1356 – 1751), el prestigioso filósofo e historiador Patrick Négrier, por quien siento un sincero agradecimiento de compartir su fraternal amistad y desinteresada disposición para aclarar mis dudas e inquietudes, siempre mediante su inmenso, paciente y filantrópico saber.

“Lo que no es”

La francmasonería es una sociedad que tiene una historia, y que vehicula y transmite uno o unos ritos, así como unas Constituciones. Pero unos y otros han recibido interpretaciones distorsionadas. Examinemos de cerca estas interpretaciones erróneas.

Compagnonnage
La francmasonería nació en Inglaterra, en Londres, con el “Reglamento para los masones de Londres” de 1356 así como con la tradición ritual inglesa de los Antiguos Deberes que debutó, aparentemente, en York en 1370. Sin embargo, no detectamos en estos textos ningún origen “compañónico” ya sea francés o alemán.

Rosacruz
Ciertamente, hacia 1628-1630, el poeta H. Adamson, autor de “La tercera musa” (incluída en El lamento de las musas) estaba diciendo a los “hermanos de la Rosacruz” que poseían el rito del Mason Word (Palabra del Masón). Pero parece que para comprender este verso es preciso resituarlo en el contexto de este poema que se supone que debe informar de los hechos culturales característicos de la ciudad de Perth que era, entonces, de confesión calvinista presbiteriana desde 1559. Sabemos por el Contrato de Perth de 1658 que la logia de Perth tenía por logia madre la logia calvinista presbiteriana de Kilwinning, que practicaba el rito del Mot de maçon, lo que permite deducir que la logia de Perth practicaba también el rito del Mason Word. El hecho de que el poema de H. Adamson situara a unos practicantes del Mason Word en la ciudad de Perth no tiene nada de sorprendente. Y si H. Adamson atribuyó la posesión de la Palabra del masón a los hermanos de la Rosacruz, haciendo así masones de la logia de Perth a los Rosacruces, es simplemente porque el movimiento Rosacruz era de origen luterano y que, en su calidad de calvinistas presbiterianos, los masones de Perth practicantes del Mason Word eran también cristianos reformados. La francmasonería no tiene por tanto relación directa con los Rosacruces, que parecen haber existido solo literariamente, sobre el papel.

Los Stuarts
Ciertos historiadores, como André Kervella, piensan que la francmasonería denominada de los “Modernos”, como la llamaba Dermott, es de origen “estuardista” (tesis de Kervella que merecería ser comparada con la tesis análoga de Robert Ambelain) y habría nacido en Gran Bretaña durante las guerras civiles de 1642-1651. Sin embargo, esta tesis es errónea porque no tiene suficientemente en cuenta los dos factores siguientes:

1)    En primer lugar, la masonería denominada de los “Modernos” se caracteriza por el hecho de que practicaba el rito del Mot de Maçon. Sin embargo, el hecho de que en el siglo XVIII algunos estuardistas fueran francmasones no significa que estos hubieran sido recibidos en el rito del Mason Word, que era practicado por la masonería de los “Modernos”. Para afirmar que los masones estuardistasd del Siglo XVII practicaban la masonería denominada más tarde de los “Modernos", habría que probar que practicaban el Mot de Maçon, sobre la que la historiografía muestra que consistía en la comunicación de las dos palabras de pase Bo’az y Yakin acompañado del apretón de manos y de un juramento de secreto sobre el contenido de este rito. Sin embargo, en el estado actual de nuestros conocimientos, ningún documento atesta que los masones estuardistas del Siglo XVII practicaran este rito del Mason Word, contrariamente a lo que afirma Louis Trébuchet. Es por ejemplo, el caso de R. Moray y de E. Ashmole que, en el siglo XVII fueron recibidos en el rito de los Antiguos Deberes y no en el rito de la palabra del Masón.

2)    Y en segundo lugar, los cinco primeros testimonios históricos relativos a la Palabra del masón situaban este rito no en un contexto político estuardista, sino en un contexto religioso y, más precisamente, calvinista presbiteriano: se trata por orden cronológico de “La tercera musa” (redactada en 1628-1630) de El lamento de las musas de H. Adamson (publicado en 1638); del Informe sobre los hechos relativos a los asuntos de la Iglesia de Escocia de agosto de 1637 a julio de 1638 de John Leslie, conde de Rothes (1637), del Journal de John Lamont (1649); de los Hechos diversos del presbítero de Kelso (1652); y del Contrato de Perth (1658). La francmasonería denominada “moderna” nació de un proyecto religioso y no de un proyecto político, incluso si fuera estuardista. Patrick Négrier ha demostrado también en sus escritos, que es la logia calvinista presbiteriana de Kilwinning que, rehusando continuar con la práctica del rito anglicano de los Antiguos deberes fue entonces invitada por los Statuts Schaw de 1599 a concebir y elaborar un “arte de memoria” conforme a su confesión, y que este arte de memoria conforme al calvinismo presbiteriano resultó ser el rito del Mot de maçon, que estaba conforme al calvinismo sobre dos puntos: de entrada, conformemente al principio reformado del sola Scriptura, se componía únicamente de materiales extraídos de la Biblia, en este caso I Reyes 7, 21 y Gálatas 2, 9; y, seguidamente, conformemente a la iconoclastia calvinista, estaba compuesto en su origen únicamente de imágenes verbales y no plásticas. La investigación histórica del Rito del Mason Word permite actualmente datarlo un poco antes de 1628, es decir, antes de las guerras civiles de 1642-1651.

Emerge de estos diferentes elementos que la masonería denominada de los “Moderns” no era de origen estuardista. Pero esta afirmación no tiene nada de nuevo: era ya conocida en 1751, cuando Thomas Wolson indicó en su Maçon démasqué que “algunas personas han sospechado que la masonería tendía […] al restablecimiento de la casa de Stuart sobre el trono de Inglaterra; sospecha vana y que no está asentado sobre ningún fundamento razonable”.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.
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Miembro Honorario de la R.·. L.·. Estrela do Norte nº 553 del Grande Oriente Lusitano
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Masonólogo